ERIATHWEN HUORIEL



 Eran alrededor de la 8:30 en el valle de Born. Lór despertó y se sentía como nuevo. No reconocía el lugar en el que estaba. Quiso levantarse pero la pereza no lo dejo. Decidió quedarse acostado. Su bolso estaba cerca. Saco su pequeño cuchillo y lo acomodó debajo de la almohada         – Por si lo necesito – pensó. En la pared de los pies de la cama había un cuadro de un enano forjando dos anillos, uno en oro y otro en plata. Lór creía conocer ese cuadro
La puerta sonó. Lór introdujo su mano debajo de la almohada y fingió dormir.

-         No hace falta mentir Sir Lólindir

Esa voz…. Suave y tierna….

-         Vi cuando despertaste y se que tu cuchillo ahora es apretado por tu mano.

Si era… el la conocía….

- Eriath!!! Grito Lór, se sentó en el borde de la cama exaltado. Hacia mucho no la veía.
-¿Como estas? Veo que has mejorado mi príncipe. Fue un gran susto el que nos diste. Tu familia espera en la sala….

-         Ah, un sueño, demasiado perfecto para ser verdad. Lór se levanto de la cama, cuando estaba del todo conciente se dio cuenta que no era su casa, mucho menos la de la familia Nólatári

Todo en aquel cuarto tenía un brillo, aunque era una casa de madera, brillaba como oro y estaba tan pulida que parecía creada por hobbits. No tardo mucho en asegurar su afirmación. Al ponerse de pie su cabeza choco contra el techo.
-¡¡¡Maldición!!! Grito Lór. Rápidamente entraron dos hobbits al cuarto. Uno de ellos al verlo salio corriendo mientras gritaba algo en su idioma. El otro por su parte entro cauteloso. Lór lo saludo mientras se sobaba la cabeza.

-         Mi nombre  es Lólindir Tasardur. Descendiente de Elros Tasardur  y Laindessiel Neurion.
-         Se quien eres, de no ser así tal vez seguirías tirado en el bosque. ¿Que os ha pasado?
-         No recuerdo muy bien, solo se que perseguía a alguien, y de un momento a otro mi corazón palpitaba duro, como presionando mi pecho. Sentí que iba a explotar. Luego fue un infernal dolor de cabeza… de hay no recuerdo mas.
-         Bueno. Al menos ya estas mejor. Baja, un gran banquete al estilo hobbit espera en la mesa... ah y disculpa a mi amigo. Nunca en su vida había conocido a un elfo.
-         No os preocupéis. Todo marcha bien. En un rato bajare.
-         En esa puerta esta el lavabo. Puedes limpiarte. Y en ese gabinete encontraras ropa limpia.
-         Gracias, ustedes los hobbits son muy amables.


Al bajar, Lór se encontró con una mesa grande rodeada de comida que nunca en su vida había visto antes. El hobbit que lo había cuidado le señalaba para que se sentara junto a el. Del otro lado estaba un hobbit viejo y mala caroso y el otro que había huido de la habitación.

Lór se sentó. Se sentía un poco incomodo pero el hambre evito que le tomara mucha importancia. Apenas iba a coger un pedazo de pata de algo que parecía ser un cerdo, algo golpeo su mano.

-         Debemos esperar al resto. Por si no te has fijado faltan dos puestos por ocupar – dijo el hobbit viejo – mi nombre es Drogo Danderfluff. Soy el emperador a cargo de esta comarca mientras mi hermano vuelve de viaje.
-         Lo siento mucho. Mi nombre es…
-         Ya lo se, no lo repitas. No gastes fuerza en donde no la necesitas.

Justo cuando acabo de decir esto, las otras personas llegaron. Una de ellas llevaba una capa grande que le cubría el rostro. La otra, era un humano que no parecía estar muy feliz de estar allá.

-         Hermanos. Hoy, damos la bienvenida a nuestra mesa a dos grandes invitados. Dos hermanos elfos que nos acompañaran por las próximas dos semanas. En su entrenamiento para la guerra.

Mientras Drogo hablaba, Lór  miraba con insistencia a aquel sujeto raro de capota.

-¿Quién es? – le pregunto Lór a su cuidandero
- Es una elfa, como tu. Llego ayer. Al parecer escapo de su comarca.
- Que interesante, ¿como se llama?
- Aun no sabemos, no ha musitado palabra alguna. Llego en el mismo estado que tu. De hecho, la encontramos unos metros de distancia de donde te encontramos. A propósito. Mi nombre es Fredoc Weaver Soy un hobbit  arquero
- Mucho gusto. ¿Tengo permitido hablar con ella verdad?
- Si, por eso no tenemos problema. El problema es que ella quiera hablar contigo.

Drogo terminó de hablar y cada uno de los hobbits cogió su presa. Lór, no podía comer sin dejar de mirar a la elfa. Tenía curiosidad por conocerla. Pasaron varias horas y ella seguía callada en su asiento. Los miembros en la mesa ya estaban borrachos así que aprovecho para ir a donde ella.
Ella lo vio y salio corriendo, pero el en su insistencia por conocerla fue en su búsqueda.

♣♣♣♣♣

-Hey, espera. Solo quiero saber quien eres
- No me persigas.
- Lo dejare de hacer tan pronto dejes de correr.

La elfa entro por una puerta y la cerró bruscamente. Lór uso su magia para abrirla y cuando entro quedo asombrado. Era Eriathwen. Su amada

-         Eriath…. ¿Que haces aquí?
-         Lór, no sabia que eras tú… Estaba en el bosque y de repente sentí algo que me boto al suelo. De no ser por los hobbits hubiera muerto. Según tengo entendido a ti te paso lo mismo. Ellos dicen que esa zona esta embrujada. Dicen que los lacayos de  Rossänthe han vuelto. Estoy asustada Lór.
-         No te preocupes. Nada nos va a pasar. Hace mucho no te veía. ¿Como ha estado todo?
-         Muy bien. Mi padre esta forjando como siempre, tengo entendido que le va a enseñar a Tegalad.
-         Si, es verdad. El estuvo allá hace unos días. El día que caí en el bosque. Pero eso no importa. Me hacías mucha falta

Se dieron un beso y se abrazaron. Luego tendidos sobre la cama durmieron.

Fue a la mañana siguiente cuando Fredoc  los despertó.
-         Muchachos, es hora de entrenar ya despierten
-         ¿Entrenar? ¿Para que?
-         ¿Aun no sabes? Parece que el ejército de  Rossänthe ha regresado. Y necesitamos quien pelee contra ella y sus malvados aliados. Comentan en varias comarcas y lugares de Born que socializo con el rey  Luthoy
-         Eso es malo…. ¿Pero por que nosotros? – preguntó Lór – ¿no crees que seria mejor llamar a verdaderos soldados?
-         Eso lo tenemos bajo control, pero recuerda que necesitamos de arqueros y espadachines. También de aquellos maestros de magia. Y si no estoy mal tú cumples dos de las tres condiciones. Te entrenaremos para el manejo de la espada.  A ella le daremos algunas clases de magia…. Las suficientes para que no muera en la guerra.
-         Ella no va a ir. No quiero que le pase nada.
-         ¿Que? ¿La conoces entonces?
-         Si, se llama Eriathwen, y estamos comprometidos.
-         Oh, es algo grave…. En cinco minutos te espero en el campo…. Y a ella también.

El hobbit cerró la puerta. Lór ahora si estaba asustado, no quería que a Huoriel le pasara algo

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