Piensa-miento
Pienso... tic, tac, tic, tac,.. el sonido de un viejo reloj de pared es lo único que suena cerca de mi. La habitación está vacía, me encuentro sólo escribiendo encima de un viejo taburete, con una pluma a punto de quedar sin tinta que siempre cargo en el bolsillo izquierdo de la parte interna de un abrigo un poco viejo, arrugado y con un leve olor a tabaco de días pasados.
De cuando en vez camino, mis botas hacen compás en el tosco piso de madera, cada paso combina con el sonido del reloj, y cada paso levanta un amargo olor a húmedad. Un olor que me recuerda a un par de libros que tengo en el gabinete de mi cuarto, editoriales que ya no existen, algunos faltos de páginas que hacen inconclusas las historias, otros de filosofía que jamás entendí pero guardé para nutrirme de intelecto que, seguramente, me haría un charlatán social en esas fiestas de gala en el que la gente bebe champaña en copas altas. Yo prefiero el vodka; largo y de un solo tiro.
Me gusta beber mientras pienso, y algunas veces pienso: ¿por qué bebo?. Ni afán tengo de hallar la respuesta, ni respuesta tengo para darle afán. Pero pienso porque así se me va el tiempo.
Volviendo al inicio, la habitación es algo lúgubre. Estoy acá porque la soledad siempre será una buena musa para sentarme y soltar dedillo. Y no todo es malo, aunque tampoco digo que sea tan bueno. No escribo para ser famoso o hacerme rico. Escribo porque me limpia el alma. Mi abuela, vieja y sabía, siempre me decía que lo bueno también hay que sacarlo. No sólo se ahoga con lo que nos entristece o enoja. A veces son tantas las alegrías que tenemos, que nos consumen con un ego absurdo... por eso escribo. Para limpiar lo bueno y lo malo. A veces mas lo bueno que lo malo. Y no por ser un puro, eso no va conmigo. Es más por un absurdo masoquismo que prefiero quedarme con lo malo intentando aprender algo de ello.
En fin. Descubrí que el taburete estaba roto, una puntilla rasgó el pedazo de hoja en el que escribo. Eso me hace pensar en cómo las partes rotas, o se separan o se arreglan. Pero depende de cada quien como le busque la solución. Una parte remendada no dejará jamás de saber que fue dañada, pero sigue funcionando de cierta manera. Pero separarla genera dos partes, quizá más cortas y desiguales, pero con un fin. Ninguna de esas opciones es mala. Ambas funcionan según el que las necesite, y como las vaya a emplear.
A veces pienso, mas de lo que debería. Pienso en todo y nada a la vez. ¿En qué pienso? En que si y que no y que quizá. Me mato pensando, pienso tanto que me pierdo, me pierdo en palabras y retórica mal usada, y entonces, me doy cuenta que todo esto sólo sale de mi cabeza, pero la hoja apenas tiene dos renglones. Tic, tac, tic, tac... es la hora de dormir... tic, tac, tic, tac.
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