Pensamientos de café
La tarde era fría, nublada, con pronóstico de lluvias hacia las horas de la noche. La gente caminaba ligero y con afán, algunos apuntando sus abrigos, otros con las manos en los bolsillos y sus bufandas que solo dejaban ver sus ojos. El viento mecía los vestidos como capas de héroes de los comics del kiosko. Los parasoles del café se movían fuerte como si quisieran salir a volar y ser como la sombrilla en el musical de Mary Poppins. Ya la servilleta debajo de la taza tenía la marca del té regado y el cenicero solo tenía el rastro de los cigarrillos apagados, sin colillas ni residuos. Era una tarde fría como hacía tiempo nadie en el pueblo sentía, y yo, simplemente estaba ahí pensando en cuál sería mi siguiente movida. ¿Otro té? No, innecesario para mí. ¿Caminar como el resto de la gente? Quizá, pronto las calles estarían solas y podría caminar con calma escuchando mis pasos fuertes sobre las calles de piedra. Pero… ¿y la lluvia? Estaba pronta, las golondrinas revoloteaban yy ...